La fiesta interminable - Segunda Parte
Cool Britannia y Nuevo Laborismo

Los vientos de cambio también llegaron a la política. El conservadurismo de Thatcher, que había regido con mano de hierro la vida inglesa durante la última década, comenzaba a desgastarse en la figura de John Mayor. Sería un joven y prometedor Tony Blair quien se encargaría de lavarle la cara al Laborismo y, de la mano del Nuevo Laborismo, se ganaría el aprecio de los jóvenes artistas contraculturales. Blair era, en muchos aspectos, un hijo del britpop. Confiado, desbordante de optimismo y fanático de la música, era el candidato ideal para un país en ebullición. El propio Noel Gallagher pediría a sus fans que votaran por Blair durante su discurso en los Brit Awards de 1996.
Saturación y ocaso

Pero incluso una fiesta interminable debe terminar en algún momento, y eso fue lo que ocurrió a mediados de 1997. Pueden citarse múltiples causas para explicar el ocaso del britpop, pero una palabra lo resume todo: exceso. Porque el britpop significó sobreexposición mediática de sus exponentes, consumo desmedido de drogas y alcohol, artistas cansados de la etiqueta en la que habían caído. Todos factores que llegaron a un punto de saturación que hizo que el fenómeno desapareciera tan rápidamente como había llegado. Tras la fiesta, llegó la resaca. En 1997 Blur editó su disco homónimo, en el que abandonó su sonido tradicional para abordar aventuras lo-fi y canciones más crudas. Por su parte, Pulp buscó exorcizar sus demonios en el magistral "This Is Hardcore", su oscuro y claustrofóbico trabajo 1998. Pero sin dudas a Oasis le tocó la parte más dura: "Be Here Now", de 1997, es una postal de la época. Su sonido estridente, su sobreproducción y sus extensos 75 minutos de duración muestran a una banda pasada de drogas, de fama y de estrés. Pese a que Blur, y sobre todo Oasis, mantendrían un alto nivel de popularidad, entrarían en un largo período de inactividad por el resto de la década. Para colmo, la trágica desaparición de Ladi Di en agosto de 1997 contribuiría a enrarecer aún más el clima de “fin de fiesta” que comenzaba a imperar en el país.
Sin embargo, no todos saldrían mal parados de la experiencia. En 1997, The Verve lograría fama mundial con "Urban Himns", mientras que Radiohead lograría despegarse de la etiqueta (a la cual nunca perteneció del todo, por cierto) con la edición del impecable "OK Computer", tal vez el mejor disco de la década.
A medida que se acercaba el nuevo siglo, el humor en las islas cambiaba, y así también su gusto musical. Fue el turno entonces de un pop más tranquilo y menos grandilocuente, comandado por bandas tributarias del Radiohead más depresivo. Se trataba de artistas como Travis y Coldplay, quienes lograrían una fórmula sonora que les reportaría cuantiosos resultados. Alabado por muchos y rechazado por otros, el britpop mantiene su influencia hasta nuestros días. En mayor o menor medida, artistas como Kaiser Chiefs, Keane o Franz Ferdinand son una continuación natural de lo acontecido en la década anterior. Con sus breves destellos de gloria, el britpop seguirá dando interminables horas de deleite musical a sus millones de seguidores en todo el mundo.
1 Comments:
Hola amor!!! la verdad que tu nota en dos partes esta muy buena, aun que ya la habia leido, pero para gente como yo que no sabemos nada del britpop, no brinda la información necesarias para no ser ignorantes al respecto..
Bueno no se que mas ponerte... te mando un beso gigante y que sigan los éxitos!!!
Publicar un comentario
<< Home