¿Quieres ser Jarvis Cocker?
Disco de la quincena: "Jarvis", de Jarvis Cocker
Dicen que desde la distancia las cosas se ven más claras. Algo así debe haberle ocurrido a Jarvis Cocker, quien luego de proporcionarle al mundo algunos de los momentos (musicales, gráficos y televisivos) más brillantes de los 90, optó por el exilio, primero musical y luego físico. El cantante de Pulp siempre se vio a sí mismo como un outsider: sin el encanto de Blur ni la arrogancia de Oasis, su banda logró abrirse camino como el patito feo del britpop, defendiendo las causas perdidas de los deformes, los excluidos y los discriminados.
Tras la silenciosa despedida de Pulp (su recopilación "Hits", de 2002, fue prácticamente ignorada), Cocker decidió abandonar Inglaterra y se instaló con su familia en Francia. Es desde esta perspectiva de donde parten las 14 canciones que conforman "Jarvis", su debut solista. Y desde lejos, parece que las islas no se ven nada bien…
Muchos Jarvis conviven en este disco. La primera cara que nos muestra es una bastante familiar: tal vez temeroso de defraudar a sus seguidores, la seguidilla de apertura se sitúa en el terreno familiar de las relaciones vistas desde una perspectiva femenina. "Podés dejar que te bese ahí donde no brilla el sol, pero no dejes que pierda tu tiempo", canta en "Don’t Let Him Waste Your Time", una canción que tranquilamente podría haber formado parte de "His ‘N’ Hers" (1994), y retoma la temática de clásicos como "Lipgloss". Así, durante 4 minutos es nuevamente 1994, y Jarvis nos canta sobre relaciones tormentosas desde una perspectiva femenina. Incluso dos de sus ex compañeros de Pulp, el bajista Steve Mackey y el guitarrista Richard Hawley, están ahí para que nada suene fuera de lugar.
Demostrando que el compositor se siente muy cómodo en este terreno aparece "Big Julie", uno de los puntos más altos del disco, que una vez más trata sobre el despertar sexual de una adolescente y su fascinación con la música pop, en una continuación natural de "The Night That Minnie Timperley Died", de "We Love Life", el último disco de Pulp. La veta más accesible de Cocker prosigue en el glam rock de "Black Magic", digna del mejor Lou Reed, y la liviana "Heavy Weather".
Sin embargo, es con la llegada de "I Will Kill Again" cuando el disco verdaderamente levanta vuelo. La canción es una de las múltiples pinceladas sobre la monótona vida urbana que plantea "Jarvis". "Conectate durante la noche, tomá media botella de vino, mirá mujeres desnudas de vez en cuando", relata con un dejo de resignación. Pero algo más oscuro se esconde detrás de la profunda voz de Cocker. "La gente me dice que soy una persona agradable. Pero sé que, de tener la oportunidad, mataré de nuevo", canta con perturbadora franqueza. Y lo peor es que suena demasiado verosímil. Más livianas pero en la misma veta descriptiva de la crisis de mediana edad aparecen las románticas "Baby’s coming home", con sus bellos xilófonos, y "Tonite", donde propone "consumamos algunas drogas y tengamos algo de sexo" como salida de la monotonía.
Recién sobre el final del disco nos encontramos con el Jarvis más combativo. Si bien su música siempre tuvo algo de contestatario, en Pulp su mirada era de corto alcance. Canciones como "Mis-Shapes" o "Common People" reivindicaban a los excluidos y marginados, y se elevaban como himnos de la clase trabajadora británica. Ahora carga directamente contra la clase política mundial y vaticina la caída de Occidente. "Así como el Imperio Romano se derrumbó, nosotros estamos siguiendo el mismo camino", canta el hijo pródigo de Sheffield en "From A to I". No hay esperanzas en esta canción: "es el final, ¿por qué no lo admites? Es lo mismo, desde Auschwitz hasta Ipswich".
Pero todo "Jarvis" es un precalentamiento para "Cunts Are Still Running The World", el glorioso cierre del disco y la mejor canción que compuso Cocker en casi una década. Con su estilo irreverente, pero sin perder su flema inglesa, se despacha "dicen que hay una ley natural (…) que la crema no puede evitar mantenerse en la cima. Y yo digo: la mierda flota". Y sube la apuesta: "dejémoslo en claro, chicos y chicas: los conchudos siguen manejando el mundo". Pero, una vez más, el final no es optimista: "si no te gusta, entonces andate. O usá tu derecho a protestar en las calles. Pero no imagines que serás escuchado". Tan irreverente es este Cocker modelo 2006 que en forma caprichosa relega este himno como track escondido, casi media hora después de finalizado el disco.
De ninguna manera el debut solista de Jarvis Cocker es la obra maestra que podría
habérsele exigido, pero no lo es porque su propio autor no lo deseó así. "Jarvis" deja en claro que la magnífica voz del ex Pulp sigue siendo su mejor arma, y que su capacidad melódica está intacta. Sin correr riesgos creativos, el disco nos propone un recorrido por la mente de Cocker, y el resultado es un disco franco y honesto, en el que desnuda sus fortalezas pero también sus inseguridades.
Calificación: 7
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home