Champagne Supernova

20.4.06

De Roma con amor

Disco de la quincena: "Ringleader of the tormentors", de Morrissey


Habrá que aceptarlo: Morrissey está enamorado. Sí, el mismo hombre que se hizo famoso por frases como “todos los días son silenciosos y grises” , ahora canta, más feliz que nunca, cosas como “estoy viviendo más tiempo del que había planeado, algo debe haber salido bien” o, de modo aún más gráfico, “incluso ahora, en la hora final de mi vida, me estoy enamorando”.

Así, “Ringleader of the tormentors” es un disco sobre la muerte y el renacimiento de un hombre a partir del descubrimiento del amor. A lo largo de las 12 canciones que lo conforman hay numerosas alusiones a la muerte, pero no se refieren a ella en un sentido literal y físico, sino a la muerte entendida como la desaparición de una forma anterior de existencia y el surgimiento de una nueva.

El proceso es descrito paso a paso por su protagonista. En “I’ll never be anybody’s hero now”, nos encontramos con un Morrissey clásico: “nunca seré el amante de nadie”, se lamenta en uno de sus sollozos marca registrada. Pero “You have killed me” marca la transición, con el cantante explicando haber sido asesinado… por la llegada del amor.

Sin embargo, todo renacimiento implica sus dudas iniciales, y por ello Morrissey consulta sobre sus nuevas experiencias al mismísimo Dios: “ te pasó esto alguna vez a vos?”, le pregunta al Ser supremo en “Dear god please help me” . Finalmente llega la aceptación de ese amor, en las baladas pop “In the future when all’s well” (un título totalmente impensado en el Morrissey tradicional) y “To me you are a work of art” ( “miro al mundo y me hace vomitar, pero después te veo y sé que hay alguien que puede calmar mi mente” ). La aceptación final de esta nueva vida llega con la sugestivamente titulada “At last I’m born” , en donde dice que “solía pensar que tenía muchas razones para llorar, y lo hice. Pero ya no lo hago más, porque he nacido, nacido, nacido”.

Morrissey, además, parece haber aprendido sentirse cómodo con su sexualidad. Si antes decía “cerrá los ojos, pensá en alguien que admires físicamente… y dejame besarte”, ahora confieza “tengo toneles explosivos entre mis piernas” y “solía ser un desastre, sentirme culpable por la carne… es remarcable lo que podés aprender una vez nacés”. Algo (o alguien) debe haber en Roma -el lugar a donde se mudó para componer y grabar el disco- que enamoró al otrora paladín del desencanto y produjo tal transformación en su vida.

Como ser verá, “Ringleader of the tormentors” nos ofrece al Morrissey más confiado en años. Nunca había sonado tan optimista, tan seguro de sí mismo como ahora. Su voz logra aquí niveles expresivos nunca antes alcanzados ( “I’ll never be…” ), acompañado por una banda que funciona como una maquinaria aceitada ( “I just want to see the boy happy” ).

Musicalmente, la obra no aporta grandes novedades. Con un costado más roquero que las últimas dos producciones, “Ringleader of the tormentors” se presenta como un “Southpaw grammar” adaptado para las masas. La producción es un poco cruda y cuesta acostumbrarse a ella, pero evidentemente Morrissey quiso alejarse un poco del sonido impecable de “You are the quarry” y otorgar un producto potente, aún a costa de perder en refinamiento.

El disco tiene también algunos altibajos. La belleza de las magníficas “Dear god please help me” y “Life is a pigsty” convive con canciones francamente pobres como las inexplicables “In the future when all’s well” o “The father who must be killed” , ambas en una veta pop probablemente diseñadas para resultar accesibles un público más amplio, y que ni siquiera hubieran sido caras B de los Smiths.

En resumen, si bien no está a la altura de “You are the quarry” (su mejor producción solista), “Ringleader of the tormentors” es un trabajo absolutamente digno de parte de un compositor en el mejor momento de su carrera. Y, sobre todas las cosas, es un disco casi conceptual, que le propone al oyente un viaje a través de las experiencias de vida de su autor, virtud que no abunda en el mercado discográfico actual.

Calificación: 8

17.4.06

Música para Pascuas

Felices Pascuas para todo el mundo!! Espero que la pasen lindo, coman mucho chocolate y, como siempre, escuchen mucha música. Y ya que estamos hablando de música, lean a continuación cómo celebran la Pascua en Manchester, la capital mundial del rock.

Entre las celebraciones religiosas de todo tipo que se realizaron el último fin de semana, hubo una en la ciudad de Manchester, Inglaterra, que llamó la atención de los amantes de la música: "La pasión de Manchester", un espectáculo musical que recorrió la historia bíblica a través de las canciones más populares de la ciudad británica, cuna de bandas como Joy Division, New Order, The Smiths, The Stone Roses, Happy Mondays y los mismísimos Oasis, entre otros. Algo así como la crucifixión y resurrección de ese sonido manchesteriano que tanto influyó en el rock y en el pop de las últimas décadas y que tan bien retrató Michael Winterbottom en el film "24 Hours Party People" (2003).

Así las cosas, el Viernes Santo, en una plaza de Manchester (con transmisión en directo mediante la BBC), el espectáculo abrió con Jesús entonando "Love Will Tear Us Apart" , el himno de Joy Division, en el transcurso de la Ultima Cena, para luego cruzarse en un dueto con Judas (interpretado por Tim Booth, el cantante del grupo The James), con la música y letra de "Blue Monday", de New Order ("¿Qué se siente cuando me tratas así? Cuando tienes tus manos sobre mí y me dices quién eres").

Sin embargo, según el periódico británico The Guardian, el clímax de "La pasión de Manchester" llegó con Jesús cantando los versos de "Heaven Knows I´m Miserable Now" , de The Smiths, mientras era azotado por los soldados romanos. Más tarde, Jesús participó de otro dueto, esta vez con Poncio Pilatos, en el tema "Wonderwall" , de los hermanos Gallagher ("¿Y quizá tú seas el que me salve? Después de todo, tú eres mi maravillosa pared"), y el discípulo Pedro cantó la dramática "I Am The Resurrection" , de The Stone Roses.

Entre un elenco de actores británicos prácticamente desconocidos, sobresalieron las participaciones de algunas estrellas locales de la música, como Booth (Judas), Bez, el ex Happy Mondays y ganador de la edición inglesa del show "El Gran Hermano" y Denise Johnson (alguna vez cantante de Primal Scream, ahora interpretando a la Virgen María).

7.4.06

De las cenizas... a las cenizas

Disco de la quincena: "This New Day", de Embrace

El mundo oyó por primera vez a Embrace en 1998, cuando la banda editó su muy buen disco debut “The Good Will Out” , que se disparó directamente al primer puesto del chart británico. Sin embargo, sus lanzamientos posteriores ( “Drawn From Memory" , de 2000 y “If You’ve Never Been", de 2001) no lograron repetir el éxito inicial, y la banda cayó en el olvido. Sin embargo, en 2004 se produjo el milagro: “de la nada” (precisamente), Embrace volvió al primer plano con su excelente disco “Out Of Nothing” . Acompañado del excelente single “Gravity” (compuesto por Coldplay, hecho que en parte ayudó a promocionarlo), el disco demostró que Embrace aún tenían algo que decir.

El éxito de “Out Of Nothing” se basó en una combinación exacta de baladas efectivas y poderosos himnos de estadio. Así, las hermosas “Gravity” o “Glorious Day” encontraban su contrapartida en “Spell It Out” y, sobre todo, en la magnífica “Ashes” , tal vez la mejor canción de la historia de la banda y uno de los mejores singles de 2004.

En “This New Morning”, Embrace parece haber apostado todas sus fichas en esta segunda dirección: casi todas las canciones parecen querer repetir los logros de “Ashes” , y prácticamente no hay baladas. El resultado es dispar: en algunos casos logran grandes canciones, y en otras la fórmula está tan gastada que aburre.

El comienzo del álbum es arrollador: “No Use Crying” y “Target” son canciones poderosas, con estribillos monumentales destinados a ser cantados en estadios y bares de Inglaterra. Embrace triunfa también en “Celebrate” , probablemente la mejor canción del disco y nuevamente portadora de un estribillo de increíble fuerza. Si bien de a ratos abusan de “la fórmula Ashes”, estas canciones no llegan a cansar. Su fuerza es tal que el oyente incluso puede perdonar la franca pobreza de las letras (que nunca fueron un fuerte de Embrace).

La banda siempre tuvo talento para las baladas, y este álbum no es la excepción: “Nature’s Law” (el primer single) es una gran canción, en donde Embrace combina un piano melancólico con un estribillo en la mejor tradición britpop. En “I Can’t Come Down”, por su parte, Danny McNamara nos entrega el mejor desempeño vocal del disco, en una canción verdaderamente emotiva (violines incluidos).

Sin embargo, en el resto del disco la banda intenta un sonido más roquero que no termina de convencer: “Even Smaller Stones” , “Exploding Machines” y “Sainted” son canciones poco originales, repetitivas, que están entre lo más flojo del álbum. Luego de escuchar las primeras canciones, para cuando llega “Sainted” uno ya está bastante cansado de la fórmula estribillos poderosos + coros multitudinarios. Incluso la voz de McNamara de a ratos se pierde entre tantos instrumentos y coros.

En resumen, “This New Day” es un disco correcto, sólido, en el que Embrace no toma ningún riesgo pero que tampoco tiene ninguna canción mala. Pese a la repetición de fórmulas, el álbum suena fresco y entretenido, con una primera mitad muy superior a la segunda.

Calificación: 7